El valor compartido (IV): productividad y eficiencia

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La nueva empresa, que aparece en la nueva era, la “era de la sostenibilidad”, se la denomina como “empresa disponible”, e incorpora en su misión la de generar valor compartido.

A partir de la inclusión en la misión de la generación de valor compartido, se incorpora la RSC, Responsabilidad Social Corporativa en la estrategia, gestión y operativa de la organización.

Una de las implicaciones que conlleva la generación de valor compartido es la denominada “productividad y eficiencia”, que se va a desarrollar en el presente artículo.

La influencia de la generación de valor compartido implica una serie de modificaciones a llevar a cabo por la organización, para poder mejorar su productividad y eficiencia. Ello se manifiesta a partir del desarrollo en la redefinición de los siguientes elementos de gestión:

  • Las decisiones: se incorporan las variables inherentes a la RSC (sociales, ambientales, éticas, laborales y de respeto a los DD.HH.) y a la generación de valor compartido (necesidades y demandas de los grupos de interés).
  • Los procesos: su gestión deberá incorporar diferentes personas con distintas visiones y distintas responsabilidades, pero todas con voz y voto, para llegar a un consenso que se alinea con la misión de la organización.
  • Los procedimientos: hasta ahora acostumbran a ser secuenciales y verticales. Ahora pasarán a ser multitarea y horizontales, incorporando las nuevas variables de decisión y las nuevas personas que velen por su productividad y eficiencia.
  • La innovación: a partir de las nuevas tendencias de consumo y de producción, adecuación al sector, entorno, contexto y grupos de interés. Se detectan oportunidades de mejora en productos y/o servicios, pero también en decisiones, procesos y procedimientos.

Pero todas estas modificaciones internas no se pueden llevar a cabo si las personas que conforman la organización no desarrollan una serie de habilidades que favorecen su aplicación. Se proponen las siguientes habilidades a desarrollar para tal fin:

  • Ser multidisciplinar: hay que ser polivalente, adquiriendo conocimientos para desarrollar diferentes tareas y competencias en la organización.
  • Ser abierto al cambio: a partir del principio de la mejora continua, hay que salir de la zona de confort y de la costumbre de hacer las cosas siempre igual.
  • Ser pro-activo: procurar generar valor añadido, es decir, buscar como en el aspecto anterior, la mejora continua. Buscar siempre la colaboración.
  • Ser íntegro: la ética y la transparencia son los pilares fundamentales en los que se basa el comportamiento de las personas que forman parte de la organización.

A partir de estas habilidades a desarrollar en las personas que forman parte de la organización, se podrán desarrollar las modificaciones de los elementos de gestión que favorecen el cumplimiento de poder generar valor compartido, uno de los objetivos estratégicos de la organización. Y estas modificaciones provocan mejoras significativas en la productividad y en la eficiencia de la organización.

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