El nuevo ciudadano, definido bajo la denominación de “ciudadano moral”, aparece de forma simultánea con la nueva era, “la era de la sostenibilidad”, a partir de su compromiso social adquirido, lo desarrolla bajo la óptica del “buenismo”.
La definición que da Wikipedia al término “buenismo” es la siguiente: “es un término acuñado en los últimos años, y aún no recogido en el DRAE (Diccionario de la Real Academia Española), para designar determinados esquemas de pensamiento y actuación social y política (como el multiculturalismo y la corrección política) que, de forma bienintencionada pero ingenua, y basados en un mero sentimentalismo carente de autocrítica hacia los resultados reales, pretendan ayudar a individuos y colectivos desfavorecidos o marginados.
A partir de esta definición, que sigue una correlación entre el compromiso social que adquiere en su ADN el nuevo ciudadano y su realización y manifestación a partir de la óptica del buenismo, conviene explicar cómo desarrollar día a día esta óptica. Es lo que se pretende en el presente artículo.
El buenismo se practica cada día bajo un simple pero a la vez ambicioso lema: “Desear y practicar los buenos días”.
Las implicaciones que se proponen a la hora de aplicar cada día el buenismo, frente a su no aplicación, serían las siguientes:
- Cooperación frente a competencia.
- Bien común frente a bien propio.
- Participación frente a apatía.
- Voluntariado frente a inacción.
- Ayuda personal frente a ayuda pública.
- Retorno emocional frente a retorno material.
- Presencia activa en la comunidad frente a la pasividad.
- Fomento de la cultura pacífica frente a la cultura judicializada.
- Favorecer inclusión frente a la exclusión.
- Salir de la zona de confort frente a acomodación.
En un artículo anterior se mencionó que “el esmero del ciudadano moral será el de utilizar la ética y la transparencia como guía en una triple dimensión: para su comportamiento, para sus relaciones con los demás y en sus decisiones para efectuar unas actividades u otras”.
Ya se hizo en otro artículo anterior, pero de nuevo es preciso recordar que la moral es una ciencia que estudia el bien en general. Por lo tanto, como el nuevo ciudadano practica el buenismo, se le ha propuesto denominarlo como “ciudadano moral”.
Y en la práctica, el nuevo ciudadano, ejerciendo y ayudando a conseguir que sea así tanto en su comportamiento cómo en sus relaciones con los demás y con el medio natural.