En la nueva era, “la era de la sostenibilidad”, emerge un nuevo ciudadano, se propone denominarlo así: “ciudadano moral”. Un fundamento de esta propuesta radica en el hecho de que adquiere en su ADN el compromiso social, y la guía de acción es el “buenismo”.
En el artículo anterior se detalló el beneficio que para el propio ciudadano le supone practicar el “buenismo”, el beneficio interno (ser bueno => ser feliz), que es la adición del beneficio externo (hacer el bien => hacer felicidad) y el beneficio social (a personas y a causas).
A partir de este beneficio constatado, el trabajo a desarrollar es el de generalizar este comportamiento definido bajo el paradigma de “la búsqueda del bien común”.
Para su arraigo primero y expansión después, se necesita actuar en diferentes ámbitos, contextos y situaciones. Se proponen algunas actuaciones en función de los siguientes entornos:
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Entorno laboral: en el desempeño de la actividad profesional.
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Entorno familiar: en el desempeño de la vida familiar directa e indirecta.
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Entorno comunitario: en la comunidad de vecinos, comunidad local, etc.
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Entorno privado: en el momento de ocio y privacidad.
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Entorno referencial: en el desempeño de tareas educaionales, formativas, etc.
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Entorno de relaciones: con sus amigos, conocidos y redes sociales, networking, hobbies, etc.
Los roles respectivos serían los siguientes:
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Como trabajador, directivo, emprendedor, accionista, colaborador, etc.
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Como padre/madre, hermano/a, nieto/a, y resto de relaciones de parentesco.
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Como miembro de la comunidad: vecinal, asociación, ONG, voluntariado, etc.
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Como miembro y/o practicante de actividades culturales, deportivas, etc.
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Como padre/madre, profesor/a, mentor/a, tutor/a, asesor/a en materia educacional/formativa.
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Como amigo, conocido, etc., con contacto más o menos frecuente (presencial o no).
A partir del lema que promueve la práctica del “buenismo”: “Desear y practicar los buenos días”, y del resultado obtenido con dicha práctica, definida como “co-crear los buenos días”, su desarrollo efectivo se efectúa en los entornos antes descritos, bajo la función que una persona desempeña en un lugar o en una situación (definición de rol).
El “buenismo” supone la piedra angular que va a definir el comportamiento del nuevo ciudadano, como ya se comentó en un artículo anterior, y para su arraigo y su desarrollo en la sociedad, será necesario identificar personas y causas que lo promuevan, lo potencien y lo hagan visible.
Y, finalmente, será necesario primero argumentar con hechos, registros y evidencias tangibles e intangibles, respecto de las mejoras obtenidas por la práctica del “buenismo”, tanto a nivel interno (bien propio) como a nivel externo (bien común). Y en segundo lugar, comunicarlo, propagarlo, difundirlo y, en último término, prescribir dicha práctica como algo necesario para un desarrollo más sostenible de la sociedad en general, y de los diferentes entornos en particular.