Los grupos de interés (XIV): la formación

Es conocida la Agenda Global para el Desarrollo Sostenible, lo que, desde aquí, motiva que se proponga que la sociedad está ante el surgimiento y desarrollo de una nueva era, “la era de la sostenibilidad”.

Esta nueva era viene definida por la preocupación por los impactos que generan las empresas en la sociedad, en el planeta y en la economía. Vienen provocados fundamentalmente por dos factores: por un lado, por las decisiones que se toman en sus diferentes órganos de decisión y, por otro lado, por las actividades que desarrollan y la oferta de productos y/o servicios.

Ante ello, gracias a la Agenda Global, la sociedad es cada vez más exigente con las empresas en cuanto a su rendición de cuentas. Un ejemplo de ello es el surgimiento de grupos de interés que velan por el debido escrutinio de dicha rendición de cuentas. Así se fomenta la ética y la transparencia en la relación de las empresas con sus grupos de interés.

En este contexto, surge una nueva empresa que incorpora esta preocupación social y ambiental a sus decisiones y actividades, sin dejar de lado el logro económico. A esta nueva empresa se le propone el nombre de “empresa disponible”. Y se propone contribuir al desarrollo sostenible.

La fórmula utilizada a nivel de gestión de esta triple preocupación, es implementando la RSC, Responsabilidad Social Corporativa. Se integra en la estrategia y gestión, en las políticas y procesos, en los planes estratégicos con sus correspondientes objetivos y metas.

Ya se ha mencionado con anterioridad que la empresa debe gestionar, a partir de la integración de la RSC, la gestión de los grupos de interés. Éstos son definidos en función de su relación, incidencia, prioridad e impacto con respecto a las actividades de la empresa.

El grupo de interés que se analiza en el presente artículo es “La formación”.

La formación como grupo de interés se refiere a las Universidades, a las Escuelas de Negocios, a los centros de Formación Profesional, etc., que implican capacitar a los empleados de la empresa para mejorar sus funciones en el desarrollo de sus tareas.

La empresa debe fomentar acuerdos de colaboración con centros formativos, que se proyectan en la implementación de los planes anuales formativos, aplicables a todos los empleados.

En una época de cambios profundos en la forma de producir, de consumir, de gestionar los residuos (economía circular), de relacionarse y comunicarse, etc., es imprescindible la adecuación formativa de los empleados, en sus funciones actuales y futuras (establecer planes de carrera).

Por otro lado, la formación como grupo de interés debe mantener una estrecha relación con las empresas, para conocer sus necesidades y demandas, pero también deberá tener en cuenta el factor actitudinal, es decir, no sólo formar a buenos profesionales, también a personas con valores.

Y la formación también deberá proponer y promover el desarrollo sostenible, mediante cursos específicos en RSC, en Medio Ambiente, en creación de startups de impacto social, etc. Y un aspecto adicional muy importante de la formación: la cuidadosa selección de los formadores, y su evaluación continuada en su doble perspectiva de aptitudes y actitudes.

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