El compromiso (V): retorno emocional

n16_El compromiso, retorno emocional
El nuevo ciudadano, que surge en la nueva era, “la era de la sostenibilidad”, se le menciona desde este blog cómo “ciudadano moral”, y adquiere un compromiso social, siendo una de las características que lo define.

En los artículos anteriores que explican y desarrollan ese compromiso, se menciona que el compromiso lo adquiere a partir de sus preocupaciones y anhelos. Selecciona y elige las vías de atención y asistencia que más y mejor cubren sus expectativas y desarrolla habilidades para poder desarrollar este compromiso.

En el presente artículo se intentará responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es el retorno que obtiene el nuevo ciudadano con el desarrollo de su compromiso social?

Obviamente el retorno no es económico, es un retorno emocional. Las variadas fórmulas para desarrollar el compromiso, como puede ser la ayuda y/o asistencia personal/voluntariado corporativo/acción social grupal, etc., producen un retorno individual/clima organizacional/grupal emocional/de clima laboral/pertenencia al grupo, respectivamente.

Se proponen una serie de características que forman parte del retorno emocional, que también definen el espíritu que impregna el compromiso social. Serían las siguientes:

  • Obtención de nuevas experiencias y realidades sociales, que mejora su conocimiento.
  • Fomento de la buena convivencia y armonía en la comunidad.
  • La solidaridad como valor emergente y compartido.
  • Educación en valores, su fomento y difusión con el ejemplo.
  • Generación de esperanza para un futuro mejor, sentando las bases en el presente.
  • Acción social y colaborativa como fuente de generación de soluciones comunitarias.
  • Adhesión a un compromiso comunitario basado en cubrir las necesidades de sus miembros.
  • Fuente de generación de confianza y de credibilidad, incluso llegando a ser referente.

En último término, al nuevo ciudadano le produce desarrollar su compromiso un sentimiento definido por:

  • Tranquilidad de espíritu y de conciencia.
  • Sentido de pertenencia a una comunidad.
  • Saberse útil y respetado por la comunidad.

En definitiva, el nuevo ciudadano consigue sentirse bien consigo mismo y con los demás. Y esta sensación de felicidad ayuda a desarrollar a nivel profesional una serie de actitudes que pueden ser beneficiosas para la organización dónde realice su trabajo, generando un valor añadido intangible (talento) y tangible (productividad).

El nuevo ciudadano, por tanto, recibe un retorno emocional que redunda en la mejora de sus capacidades, actitudes y comportamiento que, sin duda, serán tenidos en cuenta por una organización que busca tener miembros responsables.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies
Ir arriba