La misión

El propósito (II): la misión

El nuevo ciudadano, que se manifiesta en la nueva era, la era de la sostenibilidad, aquí concebido bajo el nombre de “ciudadano moral”, tiene un propósito que le guía. Ya se explicó en el anterior artículo la interpretación y alcance del mismo, así como su composición, que consta de cinco elementos: la misión, la pasión, la vocación, la profesión y el reconocimiento.

En el presente artículo se va a proponer y especificar el primer elemento, la misión. Como ya se comentó, la misión supone la definición del propósito, la definición interiorizada de desarrollar un cometido en la vida.

El nuevo ciudadano contempla una serie de factores a la hora de establecer la misión. Serían los motivos por los cuales “el ciudadano moral” define la misión. Estos factores que se proponen, se detallan a continuación:

  1. Factores primarios, que se subdividen en:
  2. Factor económico: se materializa mediante el desarrollo del cuarto elemento o componente del propósito, que es la profesión, que se explicará más adelante. Como ya se comentó a la hora de definirlo, supone el medio y la forma para llevar a cabo y alcanzar la misión.
  3. Factor ambiental: incorpora su acción y comportamiento respecto al medio natural con el que convive.
  4. Factor social: incorpora la voluntad de ser solidario, la voluntad de co-participar en el desarrollo de una comunidad en el que el concepto y el ideal “del bien común” tiene cabida, y se alinea con la idea de sostenibilidad social pensando en las generaciones futuras.
  5. Factores superiores, que se subdividen en:
  6. Factor ético: en un artículo anterior ya se propuso que el nuevo ciudadano practicaba el denominado “eticismo”, definido como el código en el que se basa el razonamiento sobre el que el nuevo ciudadano fundamenta su conducta y comportamiento.
  7. Factor humano: incorpora el respeto a los derechos humanos, el respeto a la diversidad y el respeto a otras creencias, costumbres, tradiciones y culturas. En definitiva, un respeto a la diferencia de pensamiento, entendida además como una manera de obtener más crecimiento personal y mayor conocimiento.

Generalizando, los factores superiores se desarrollan en la persona en su etapa educativa y los factores primarios se manifiestan en su etapa formativa. En los factores superiores, existe una acción decidida de actuación del entorno más próximo de la persona, siendo la familia el más común y natural. En cambio, para los factores primarios el nuevo ciudadano tiene mayor autonomía y poder de decisión e, incluso, la capacidad de cambio de opinión para redirigir su orientación.

A nivel interno, el nuevo ciudadano necesita definir un proyecto que encaje en la sociedad, pero que se perciba cómo socialmente aceptado por aquélla. A nivel externo, existen referentes a los que se pretende “copiar”, “seguir” o “imitar”, pero con la diferenciación de la propia personalidad y comportamiento, “su toque personal”.

Todo ello supone una justificación del por qué el nuevo ciudadano define su propósito, a través de la misión. No obstante, hay que aclarar en este punto que, a pesar que el propósito se limitó a la esfera específicamente profesional, es decir, no afectaba “a la ocupación del resto del tiempo”, la misión sí que es extrapolable y extensible al comportamiento y conducta que el nuevo ciudadano desarrolla a lo largo de su vida, y no sólo en el ámbito profesional.

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