El nuevo ciudadano que emerge en la nueva era, la era de la sostenibilidad, en este blog temático se le ha llamado “ciudadano moral”.
En el artículo anterior se comentó que la razón de ser del compromiso era que el nuevo ciudadano es un actor social, por lo que se relaciona, interactúa y toma decisiones que afectan a los demás.
También se comentó que el nuevo ciudadano posee un componente esencial: es una persona sostenible, acorde con la nueva era que le toca vivir, la era de la sostenibilidad. Por lo tanto, es una persona preocupada por su entorno social y con el medio natural. Con ambos convive, interactúa y se relaciona.
A partir de las conclusiones del artículo anterior, se puede establecer una propuesta inicial y abierta de la composición del compromiso que adopta el nuevo ciudadano, a partir de una serie de preocupaciones que se detallan a continuación:
- Preocupaciones de respeto de los Derechos Humanos (infantil, igualdad, etc.).
- Preocupaciones de respeto al entorno y medio natural.
- Preocupaciones de respeto a la diversidad y la biodiversidad.
- Preocupaciones de respeto a la libertad de expresión y a la diferencia.
- Preocupaciones de respeto a las normas y las leyes que regulan la sociedad.
- Preocupaciones de fomento a la educación en aptitudes y en actitudes.
- Preocupaciones de fomento del trabajo digno.
- Preocupaciones de fomento de la cooperación y el desarrollo de los más desfavorecidos.
- Preocupaciones de fomento de una justicia y una sanidad igual para todos.
- Preocupaciones de fomento de hábitos de vida saludable (nutrición, deporte, etc.).
- Preocupaciones de fomento de la libre competencia y acceso a la financiación.
- Preocupaciones de fomento de un acceso a la energía y a los recursos igual para todos.
Por lo tanto, el nuevo ciudadano se compromete a respetar y fomentar el desarrollo de la resolución de las preocupaciones, las cuales se fundamentan por desigualdades generalizadas.
Las desigualdades vienen motivadas por un lado, por una mala distribución y/o asignación de recursos y, por otro lado, por una imposición arbitraria favoreciendo a algunos y con una falta de respeto a las clases no dominantes.
El nuevo ciudadano, por tanto, se compromete en función de sus facetas y roles, en tiempo de estudio, de trabajo, de familia o de ocio. Siempre tiene claro lo que le mueve, su compromiso es permanente y evoluciona constantemente, en función de aquellos roles en los que está inmerso. Por ejemplo, es más probable que, en su rol de trabajador, le preocupe mucho más el fomento del trabajo digno. También se compromete en función de su relación con los grupos de interés, identificados en el artículo anterior. La priorización en ambos casos, varía.
Por lo tanto el nuevo ciudadano es una persona sostenible y, por extensión, comprometida.